Nicola tiene aniridia, una discapacidad visual rara que provoca que sus ojos no estén desarrollados del todo. Entre otras cosas, es fotofóbica, tiene una capacidad visual de 20/200, condición que no puede corregirse con lentes ni cirugía, además de que sus ojos se mueven de manera involuntaria.
Gran parte de las personas con las que interactúa no son conscientes del grado de discapacidad que tiene Nicola porque es bastante independiente. Sin embargo, diariamente se enfrenta a retos que pueden llegar a considerarse como cosas habituales, tales como que no puede establecer contacto visual y eso no le permite tener acceso a la comunicación no verbal, cruzar la calle es como el videojuego Frogger, leer el menú en un restaurante, o salir de compras. Sin embargo, ha aprendido a utilizar la tecnología para disminuir los efectos de su discapacidad visual, y como ella, las personas a su alrededor también son beneficiadas, así como también el mundo entero.
El impacto positivo de un diseño apto para personas con discapacidad en una población amplia se conoce como el efecto rampa, en alusión a las rampas en las banquetas. No sólo permiten la circulación de personas en sillas de ruedas, sino también de quienes llevan carriolas, usan muletas o bastones, llevan carritos de carga con ruedas, o andan en bicicletas o patines. El diseño de esa solución fue creado para ayudar a personas que usan sillas de ruedas, es útil para un porcentaje mayor de la población.
Con base en esto y la experiencia de Nicola, ella plantea el desafío de pensar en accesibilidad como una forma de personalización. Si logramos que las soluciones sean flexibles para ser útil en diferentes escenarios entonces ofrecerá una experiencia inclusiva para todos.
Gran parte de las personas con las que interactúa no son conscientes del grado de discapacidad que tiene Nicola porque es bastante independiente. Sin embargo, diariamente se enfrenta a retos que pueden llegar a considerarse como cosas habituales, tales como que no puede establecer contacto visual y eso no le permite tener acceso a la comunicación no verbal, cruzar la calle es como el videojuego Frogger, leer el menú en un restaurante, o salir de compras. Sin embargo, ha aprendido a utilizar la tecnología para disminuir los efectos de su discapacidad visual, y como ella, las personas a su alrededor también son beneficiadas, así como también el mundo entero.
El impacto positivo de un diseño apto para personas con discapacidad en una población amplia se conoce como el efecto rampa, en alusión a las rampas en las banquetas. No sólo permiten la circulación de personas en sillas de ruedas, sino también de quienes llevan carriolas, usan muletas o bastones, llevan carritos de carga con ruedas, o andan en bicicletas o patines. El diseño de esa solución fue creado para ayudar a personas que usan sillas de ruedas, es útil para un porcentaje mayor de la población.
Con base en esto y la experiencia de Nicola, ella plantea el desafío de pensar en accesibilidad como una forma de personalización. Si logramos que las soluciones sean flexibles para ser útil en diferentes escenarios entonces ofrecerá una experiencia inclusiva para todos.